Al abrir la ventana....

Recuerdo que así debía empezar una redacción que mandaste como deberes, una frase que podía llevarnos a múltiples resultados y muy distintos...

Recuerdo un Guardián esperando entre el centeno a que niños de 13 años llegaran a comprenderle, a un Segismundo aguardando en su triste torre a poder volar como un pájaro, imposible olvidar a Lázaro e imposible del todo arrancar a Celestina de mi mente.
Mucho y muy hondo arraigaron en mí esas hisorias, y la curiosidad por saber todo a cerca de ellas se hizo enorme, tanto que hasta que no llegué a la universidad no pude calmarla.

El camino fue largo, tal vez más de la cuenta, pero después de todo he conseguido llegar hasta donde siempre quise... Y todo fue por culpa de Lola, por que si ella no me hubiese hecho sonreír leyendo los conjuros de Celestina en clase, porque si ella no me hubiese alentado a seguir escribiendo, probablemente ahora me esatría aburriendo en la facultad.

Por que un profesor que sabe inspirar a sus alumnos, que les sabe motivar con una lectura de hace siglos, o con un poema de un Federico perdido en el bullicioso New York, debe saber que es lo mejor que les puede ofrecer.

Gracias por haber despertado en mí todas esas inquietudes y por hacerme descubrir qué es lo que realmente quiero hacer: LITERATURA.

Gracias por abrirme la ventana.

Mucha suerte,
Celia

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